viernes, 25 de febrero de 2011

Concurso: Historia 3

En esta ocasión, un hombre se anima a participar con una historia que reune todos los condimentos...


Siempre mi mujer deja el Facebook abierto con absoluta confianza, pudiendo acceder a él cuando quiera, puesto que también me dijo la clave y esto es algo impagable: la confianza. En una de las tantas veces en que me "instruyó", me topé con tu página y leí un par de casos lo que me impulsó a contarte hoy mi historia.

No soy un tipo lindo, no sé que es lo que ven las chicas en mí y para ser honesto a veces no lo entiendo porque si yo fuera mujer no me daría bola. Perdí a mis padres cuando tenía 3 años y conjuntamente con mi hermana quedamos a cargo de la mano dura de mi abuela. Cuando mi hermana cumplió la mayoría de edad se casó y le fue bastante bien a pesar de que el motivo principal era zafar de las "garras" de la anciana. En su momento no era tan gracioso, pero hoy con 2 hijos y un matrimonio fuerte nos permitimos esto.


En cuanto a mí, no había corrido con la misma suerte. Salía a bailar con mis amigos y siempre algo enganchaba. Mi primera relación sexual fue con una prostituta y no recuerdo ni el nombre ni el rostro de mi primer amor, posiblemente por no ser de gran importancia o por haberme hecho tanto daño. En fin, a través de un amigo entré a trabajar en un lugar muy bueno en el centro y las conquistas fueron variadas, nunca de gran importancia, touch and go como le dicen ahora, y entre ellas tenía una que era puramente sexual. Ella viajaba mucho al exterior y cuando venía a Buenos Aires me llamaba para tener nuestros "encuentros", muchos de ellos incluía a una tercera persona.

Se puede decir que "la hice" en mi vida y ya estaba cansado, quería algo serio y formar lo que la vida, el destino, la providencia, Dios o a quien quieras adjudicarle, me había negado: una familia. Un día en el laburo me informan que me destinan a otro departamento, nunca dije que no y al ver a mi compañera, menos. Ella era más joven que yo, casada, con un hijo de 3 años. Al principio solo hablábamos del trabajo, pero con el tiempo nuestras charlas pasaron ese límite volviéndose privadas e íntimas. Ella no era feliz en su matrimonio, el marido la golpeaba y obligaba a tener sexo en presencia del nene. Creo que te surge la misma pregunta que yo le formulé en su momento ¿Por qué no lo dejas? y ella me contestó que no tenía dónde ir y que no quería separar al hijo de su padre.

En un principio me pareció convincente; más adelante me dí cuenta que no era tan así. Luego de esas charlas empezaron los histeriqueos mutuos y luego, la relación "clandestina". Ella tenía una amiga, la "mejor amiga" quien nos ayudaba con nuestros encuentros, ya que el marido era compañero mío. Nuestra relación fue tan alevosa que muchas veces el flaco me saludaba y yo lo miraba como diciéndole: "Date cuenta pelotudo que me estoy cogiendo a tu mujer", para que le diera punto final a la relación y yo la pudiera llevar a vivir conmigo como habíamos planeado. Necesitaba sacarla de ese supuesto infierno.

En los seis meses que duró nuestra relación pasaron cosas serias: fui a su departamento mientras estaba el marido, él nos dejó solos tomando mate y terminamos manteniendo relaciones en la cocina con el nene durmiendo en el cuarto de al lado. Otra vez, él la llevó hasta la esquina de mi casa para que nos podamos ver. Muchas veces salíamos los dos juntos del trabajo en el horario de almuerzo para ir a un telo a 15 cuadras. En algunas ocasiones, nos citamos en una oficina que funcionaba como archivero para tener sexo. No había límites: ella muchas veces venía a mi departamento con el nene y quería tener relaciones mientras lo dejaba jugando en el comedor, cosa que provocaba discusiones porque yo no estaba de acuerdo.

Igual la quería, no sé si a ella o lo que tenía ella y me había ofrecido: un hijo. Las idas y vueltas continuaron a pesar de que me habían cambiado de departamento en el trabajo. Luego empezaron las notitas y el cartero era esa "amiga" quien no solo me entregaba el papel, también visitaba mi casa frecuentemente, a veces con ella y otras sola, además hacia un aporte con sus "consejos" diciendo que no se oponía a la relación pero que pensáramos en los que podíamos lastimar, entre ellos: el nene. Me pareció que tenía razón, pero no quería dejarla, prefería que ella determinara el curso de nuestra relación.

Y así fue. Una mañana "el cartero" entregó la última nota que decía que me amaba pero no podía tirar su matrimonio por la ventana, que era lo mejor para los dos y para su hijo. Obviamente no me gustó pero era lo que me esperaba. El "cartero" se quedó conmigo ese día acompañándome un ratito con las palabras normales para el caso y luego me invitó a tomar algo después del trabajo para pasar el momento amargo. Estas palmaditas de consuelo se incrementaron ya que los días siguientes se aparecía por mi oficina para "ver cómo me encontraba" y las invitaciones a salir después del trabajo continuaron.

Aún estaba muy dolido y era muy difícil cruzarla en el pasillo y no robarle un beso como antes. Por esta situación, con el cartero entablamos una linda amistad que no duraría mucho. A mitad de ese años, mi amiga cumplía años y nos besamos. En el trabajo había histeriqueos, besos al pasar, encuentros clandestinos, algo que no comprendía porque ella no tenía compromisos. Me presentó a su familia y, por primera vez, no me tenía que esconder, ni mentir. Era su novio. Estaba obnubilado por el momento y sentía que estaba más cerca de mi familia: ella estaba embarazada de 10 días.

Habíamos decidido vivir juntos y al comunicárselo a la familia, la madre de ella me dijo que la hija no salía de la casa al menos que nos casáramos. Iba todo muy rápido: en un mes pasó todo esto y me animé. Le pregunté si se quería casar en ese momento y la respuesta fue sí. No le interesaba si era por Iglesia o no. Y así fue...sacamos turno para el 14 de febrero (mal augurio) en el registro civil y en un mes planeamos la fiesta y la luna de miel. No lo podía creer: fue el momento más feliz de mi vida. Pero antes de firmar ella me dijo: "ni pienses que voy a ser ama de casa y voy a limpiar todo el día". Creí que era una broma, pero con el tiempo comprobé que no.

Cuando volvimos del registro civil, su actitud cambió por completo. La sonrisa se le había borrado y ya no podía salir solo. Me acompañaba a todos lados y el celular sonaba constantemente para saber en dónde estaba y con quién. Con mi familia también cambió, se volvió más egoísta, fría y siempre discutíamos porque se enojaba si veía a mi hermana. No quería ir a los cumpleaños de mis sobrinos, ni saludarlos y menos gastar en regalos. Había hecho remodelaciones al departamento a su gusto y nunca estaba conforme. Ni hablar de la limpieza.

En cuanto al embarazo, me enteré días después del casamiento, que lo había perdido. Con el tiempo me enteré también que se había peleado con mi ex y nunca me quiso decir cuáles fueron los motivos, pero me los imaginé. Una mañana recibo una llamada, era mi ex para recriminarme en un principio mi relación y casamiento con la que "fue su mejor amiga" y al hacerla ver que no tenía el derecho de hacerlo, me felicitó por mi casamiento y me deseo lo mejor. Aunque, en el trabajo lo único que nos unía era un simple saludo ya no existía. Las decepciones con la que era mi esposa, continuaron por un año hasta que recibí la noticia de que iba a ser papá. Esto me dio fuerzas para continuar con mi matrimonio y hacer tolerable la convivencia.

Al entrar al octavo mes de embarazo, llego una tarde del trabajo y ella me esperaba acostada en la cama. No estaba todo bien, me pidió que la llevara a la clínica por que desde hacía un día no sentía al bebé. Cuando llegamos a la clínica y luego de un monitoreo la noticia fue fulminante: el corazón ya no late y no se puede hacer nada. Recuerdo sentarme en la sala de espera y no saber cómo seguir con ella. No había mas motivo para continuar con el matrimonio, la quería, pero no la amaba. Para mí se había terminado todo.

Mi hermana nos dio la idea de hacer un viaje para distraernos de este mal momento y ver si quería seguir con la pareja. Mientras yo estaba hecho pelota, ella disfrutaba el viaje como si no hubiese pasado nada. Me sorprendía la fortaleza, pero con el tiempo me dí cuenta que no le importaba nada y mi percepción se acentuó mas cuando me dijo que no quería tener hijos y que quería estudiar. No me pareció mala idea porque yo tampoco quería tener hijos con ella. La dejé y acompañé durante toda su carrera. En el último año me decidí a continuar yo con mis estudios.

Ese año fue un infierno, ambos nos habíamos descuidado física y emocionalmente. Le hacía notar que ya no era atractiva, que debía cuidarse, no me molestaba que fuera a un gimnasio y hacer dieta los dos. Cuando salíamos me daba vergüenza porque además, de ser descortés con mis compañeros de la facultad y trabajo, se vestía con la ropa que usaba cuando pesaba 50 kilos pesando en ese momento 120. No se peinaba ni para ir a trabajar y la limpieza personal no era un hábito frecuente. Venía del trabajo y limpiaba, lavaba la ropa, planchaba, cocinaba, mientras ella desde el sillón miraba la televisión. Muchas veces le hablé pero ella se enojaba, me insultaba y con lo primero que me atacaba era con el bebé. Entonces, yo me callaba y seguía con la limpieza aplacando así las ganas que tenía de pedirle el divorcio.

Hasta que conocí a la que es mi mujer hoy y fue una bocanada de aire fresco. Ella me dio el valor para terminar con ese infierno. Cuando le dije que iba hacer los trámites para el divorcio, en un día ella fue amable con mi familia, limpió la casa, me cocinó y en la cama hizo cosas que nunca había hecho. Todo esto me hizo dudar, pero al recordar el pasado las dudas dejaron de existir: no sería nunca feliz con ella y ella tampoco conmigo. Cuando hicimos la separación de hecho, la dejé que se llevara todo lo que quisiera: el auto, los muebles, platos, cubiertos, hasta nuestros ahorros. Me dejó en bolas, pero ese día a las 16:45 cuando cargó la última caja, respiré tranquilidad y libertad, fue una sensación hermosa. Quedamos como amigos.

El divorcio se hizo de mutuo acuerdo y sin problemas. Mientras yo estaba solo, teníamos una buena amistad. Cuando se enteró que había iniciado una relación con la que es hoy mi mujer, comenzaron los problemas. Acosaba a mi mujer en la facultad, en la casa y por teléfono, además de amenazarla de muerte y haber intentado varias veces hacerle daño. Yo recibía por mail cartas de amor, victimizándose siempre y el tema central era la pérdida de nuestro hijo. Esto me hizo adelantar mucho la convivencia con mi mujer para evitar problemas con la familia, mayormente con la madre que no se encontraba muy bien de salud.

Me llamaba a todos lados para tener sexo conmigo. "Es sólo sexo, ¿qué te cuesta?", me decía. Nunca me preguntó si ahora era feliz, siguió siendo egoísta, como fue durante los 5 años que duró el matrimonio. Me quería obligar a que la quisiera a costa de lo que sea: amenazas, llantos, lástima. Durante dos años aguantamos de todo y aún continúa, aunque con menos frecuencia, solo en fecha especiales para ella como el inicio de nuestro noviazgo, las fiestas, la pérdida de nuestro hijo y el día de nuestro casamiento. Cada tanto se aparece por mi trabajo con la excusa de hacer algún trámite, a veces la ignoro y otras es imposible ya que viene como cliente y me veo en la obligación de atenderla. Por un lado la sigue molestando a mi mujer y por el otro, me invita a tomar algo.

Nunca comprendí la bronca hacia mi mujer siendo que mi relación con ella empezó cuando ya me había separado y esta duda me la despejó mi hermana puesto que una vez la llamó desconsolada al enterarse que yo estaba de novio, diciéndole que salía con una chica: FLACA, ALTA, CON PELO LARGO. Mi hermana gozándola le preguntó si era linda y ella le dijo a los gritos llorosos que no. En parte fue mi venganza.


¿Quieren saber qué le pasó a la casada? A los pocos meses de cortar conmigo se separó. La mina tenía la costumbre de salir con cuanto muñeco se le cruzaba, llevarlo a su casa y tener relaciones cerca del nene. El marido no era ningún golpeador, ni jamás la obligaba a mantener relaciones delante del nene. Él se volvió a casar muy feliz y ahora tiene una nena. Cuando se enteró que me divorcié, se acercó a mi ex para unir fuerzas contra mi actual mujer. Ahora son las mejores amigas nuevamente. La verdad que no entiendo a las mujeres.

martes, 22 de febrero de 2011

Concurso: Historia 2

La segunda historia, la número 2, es la de Daiu, la compartimos:



Fue mi primer novio, mi primer amor, la primera vez que me arriesgué a ponerme de novia con todas las letras ya que para mi él era diferente a los demás. Al principio lo era y no lo voy a negar pero creo que salteando esto, mi historia es bastante común. Fueron tres años de amor, cariño, buenos momentos, y cuernos seguidos de arrepentimientos y promesas falsas de cambio que nunca iban a llegar.

De los años que estuvimos juntos fueron varias infidelidades que descubrí por algo que no hay que hacer cuando se esta de novia: revisar un celular. Háganme caso, uno se entera de cosas que no se quiere enterar y se las perdona porque realmente está enamorada.

Siempre era lo mismo, descubría algo y me lo negaba al punto de hacerme sentir paranóica de que si lo que había visto era cierto o no. Nuestra relación se desarrollaba según su estado de ánimo, ya que había días en los cuales no podía vivir sin mi a tal punto que pretendía que nos juntemos y había otros en los cuales ni siquiera me hablaba o se enojaba fácilmente y buscaba cualquier pretexto para hacer cosas sin dar explicaciones (salir con amigos, desaparecer y ni dar señales de vida, etc).

Un día desúés de más de tres años de relación, en uno de esos cambios de ánimos tan repentinos, cansada de la situación, me sentía lista para darle un corte final. Antes de esto estuvimos una semana sin contacto alguno, ya que no mandaba mensajes ni llamaba por teléfono ni sabia cómo estaba yo anímicamente. Me costó pero tomé la decisión, llegaron los llantos y los pedidos de volver conmigo, que me amaba, que no podía estar sin mi. Algo que hoy, después de cuatro meses separados, me sigue diciendo.

Una vez separados, descubrí sin buscarlo, una verdad cruel. Una mañana me llegó un mensaje de una chica diciendo qeu hace un año mantenía una relación paralela con mi él. Ahí empezó a descubrirse su verdadera historia, sacando cuentas y volviendo el tiempo atrás me doy cuenta de ciertas reacciones o actitudes que tenia hacia mi, que me hubieran alertado de ésta situación pero estaba tan ciega que no las pude ver.

lunes, 21 de febrero de 2011

Concurso: Historia 1

Arranca el concurso Anti San Valentín, ya recibimos sus historias, se irán publicando durante esta semana con un número de serie. El viernes se abre la encuesta para que voten a su preferida. Las ganadoras se llevarán clases de pilates y libros de la editorial.

La primera historia, la número 1, es la de May, la compartimos:



No se por qué rayos dicen que el primer amor es el mejor ¿En qué Fuck piensan cuando sueltan esa frase tan al azar como si fuera verdad? Todos sabemos que el primer amor es el peor, el más estúpido, más incómodo, más doloroso, vas a ciegas en todo momento... Prueba y error, prueba y error. Y el mio no fue la excepción.

Mi primer novio, no quisiera dar nombres para proteger su identidad pero, digamos que empezaba con "I" y terminaba con "van", fue mi mejor amigo desde mi más tierna pre adolescencia, en la cual cabe aclarar que el era un gordito, quiero decir que no era agraciado y parecía algo torpe. Yo me juntabas con su hermana y su hermano mayor, incluso su madre era como la siamesa de la mía, casi imposible que no fuéramos unidos.
Obviamente mi last... quiero decir mi cariño lo confundió, y terminó enamorándose, el problema fue que yo no. Aún así lo intentamos, pero como buen amor de adolecente, fue muy comercial y catastrófico.

Volvimos a retomar la amistad, Pero si pasó una vez pasará dos: ahora yo flechada estúpidamente, y el... mmm, digamos que solo resentido por la primera vuelta. Eso no nos llevó a nada bueno y de vuelta a la "Zona de amigos". Como no hay dos sin tres, caímos víctimas del dicho: "Se puede pasar de la amistad al amor, pero no viceversa". Esta fue la vencida, por fin los dos enamorados, felices, simplemente terminamos porque se fue con la familia a Fiji ¡¡NO, es mentira!! ojala hubiera terminado así...

Él era muy tímido, e inseguro, exacto "era"... Como pensaba que me perdería con alguien más atractivo, se mató de hambre y gimnasio, se cortó el pelo, se compró ropa, el cambio al principio me pareció tierno y me sentía bien al saber que él cambiaba por mi, pero ¡qué ilusa por Dios!
Sin mentirles , ése proyecto "Frankestein", salió perfecto, le sacaría un suspiro a cualquier chica, pero eso sólo por fuera. Yo había creado un monstruo, completamente narcisista y estereotipado.
Se terminó convirtiendo en el "Charming prince" de cierta película, coff shrek!coff, les juro que me hubiera quedado con el ogro.

Cambio de amigos, comenzó a salir, a burlarse de otros. Bueno hasta ahí todo normal, yo lo único que quería era que fuera feliz, a pesar de que se comportaba diferente y había veces que sólo me sentía "la novia trofeo", seguí fielmente a su lado. Hasta que, sucedió lo inevitable, sino no estaría escribiendo para esta página. Llegó el cumpleaños de su hermano, y yo lleve a unas amigas con quienes sólo salía yo. Fui al baño y cuando volví todos me miraban con cara de lástima, algunos incluso se reían disimuladamente. El motivo: el nuevo lindo se comía con una de mis amigas en un sofá en medio de la fiesta, ¡podrían haber hecho un hijo con ese beso!

Para empeorar mi humillación, me quedé inmóvil, apenas reaccioné cuando su hermano con lástima, me llevó a su cocina antes de que estallara en llanto. No escuché ningún consejo y obvio, para ganarme el premio de la mas tarada de la noche, me junté con mi "novio" a hablar, en realidad fue un monólogo de su parte: no quiero hacerte sufrir, bla bla, perdoname, dame otra oportunidad bla bla bla, te quiero.

Dejé el episodio atrás y seguimos hasta que llegó el cumple de otra amiga, que justo estaba con su hermano. Fuimos todos, fotos de parejitas románticas, un par de tragos y desapareció. Una chica se apiado de mi búsqueda y me dijo que lo había visto cerca de la escalera que daba a una terraza, subí sólo unos escalones, hasta que escuché sus voces: la suya y la de la cumpleañera. Otra vez la maldita parálisis, aunque por dentro sentía que todo se desmoronaba. No se si fue el miedo, o pasar mas humillación publica, que me volví a la fiesta puse mi mejor sonrisa fingida e hice como si nada hubiera pasado aunque invisiblemente lloraba ¿No odian esa sensación? A los días su hermano me contó lo que yo ya sabia, mi novio se había acostado con ella.

Pasaron los meses, y mi "cuñado" formalizó con la chica, cabe aclarar que él es de los buenos. Me pidió que me juntara con ella y tuviera una charla de chicas, para ver qué le podía regalar por su aniversario. Trangándome el poco orgullo que me quedaba lo hice, además ella no sabia que yo los había visto. Nos juntamos en un bar, y cuando se fue al baño, dejó su celular en la mesa. Le llegaron un par de mensajes, la curiosidad mató al gato, y era mi novio Invitándola a hacer lo que hacían cuando se veían otra vez, la trataba como a la peor pero a ella no parecía importarle. Leí un par más, y fue suficiente para saber que yo era la única boluda.

jugamos "a la Pero no iba a dejarlo... sano. No le pagaría con la misma moneda, porque no es lo mio. Pero necesitaba que hiciera algo mas por mi, después de todo me lo debía. Por suerte, o por desgracia, después de dos años entré en razón, y planeé muy bien lo que haría. Llegaron las vacaciones de verano, y junto con todos mis amigos, incluyéndolo, nos fuimos a las montañas a una casa. Allácasita feliz", teníamos nuestro cuarto, nos quedábamos hasta la medianoche en la piscina, le enseñé a nadar, le cociné, bailábamos lentos antes de dormir, hice de ése viaje una luna de miel, mostrándole lo lindo que seria un futuro juntos los dos.

Pasé Navidad con él mostrándome como la novia modelo, pero con el año nuevo vida nueva. La noche del 31, la pasé en su casa y en la mañana del primero, por fin me dijo lo que nunca me había dicho:

-Te amo, te amo, te amo... perdón por no decirlo antes, pero estos días... ah te amo, no puedo creer que sigamos juntos.

-Yo tampoco - como si sus palabras hubieran sido un switch, me levante del sofá donde estábamos acurrucados y sin decir mucho, le dije adiós. Sé que dejaba un pedacito mio ahí, también sabia que después de eso me odiaría, puede parecer cruel terminar así, pero espero haya aprendido lo que es tener el corazón roto. Por lo menos ahora ya no se pone de novio, lo se porque su hermano se convirtió en mi mejor amigo cuando le pedí que revisara el celular de mi ex, para que viera los mensajes a su novia, porque chicas malas también las hay.

lunes, 14 de febrero de 2011

Concurso: Por un San Valentín diferente...

Mientras tus amigas y amigos se van a festejar el Día de los enamorados con sus respectivas parejas, te propongo algo más divertido: sacar tu pasado para siempre de tu vida.

Por eso largamos un nuevo concurso: mandá tu historia con tu ex y ganate un Boucher de 4 clases de pilates gratuitas en Hera Pilates y ejemplares de Matemos a los ex.

Los interesados deberán mandar su historia a matemosalosex@gmail.com, colocando en el asunto la palabra "Concurso" entre el 14/2 y el 18/2. El texto no deberá extenderse por más de una carilla. Se irán publicando de a uno por día, y cuando se haya finalizado, se abrirá una encuesta para que los lectores voten sus historias preferidas.

Las que tenga más votos ganarán los premios (el primer lugar los libros y el segundo, las clases). Por supuesto se puede hacer campañas en sus propios blogs o cuentas en redes sociales para movilizar a las masas.

Arranca la recepción de historias, para evitar desprolijidades sólo se tomarán en cuenta las historias que lleguen a esa casilla de correo bajo la consigna detallada (las que ya mandaron para publicar en el blog, no participan... o mandenlas otra vez bajo estas reglas).


Importante: Suspendido el evento de hoy, quienes quieran donar objetos de sus ex puede alcanzarlos a la calle Piedras 1326 CABA (entre el 14/2 al 18/2 de 10:00 a 14:00) que serán donados a Red Solidaria (los tendremos informados a través de la página de la Editorial y de los blogs).

viernes, 11 de febrero de 2011

Especial San Valentín...

Y otra vez llega el 14 de febrero en el calendario y me pregunto por qué me enojo si no creo en lo que éste día significa. Nadie sabe con exactitud a qué se debe el festejo, y si bien hay tres leyendas que intentan explicar la tradición, no hay acuerdos. ¿Entonces, por qué debería preocuparnos si ni siquiera tiene un origen concreto?


Con toda esta carga, comienzo a repasar mis distintos estados de ánimo con respecto a esta fecha y entro en una dicotomía digna de una Gata Flora del amor. Odio el Día de los enamorados, pero al parecer lo necesito de aliado si estoy en pareja. No creo que exista un solo día para demostrar el amor, pero si estoy sola parece que se acaba el mundo. A ver si así se entiende mejor…


Si estoy de novia espero un gesto, un saludo, una declaración de amor, regalos, flores y hasta bombones, aunque no me gusten. Ah, ¿por qué no un par de anillos? Qué lindo detalle. ¿A quién le propusieron casamiento un 14 de febrero? Qué romántico… Me releo y apesto, si siempre reniego de todo esto y no creo en San Valentín, ¿por qué espero una respuesta en un día que tildo de comercial?


Si estoy sola, se me derrumba el mundo, aunque intente disimularlo. ¿Por qué si el 13 de febrero era una persona alegre, el 14 caí en un pozo depresivo?, es una pregunta obligada. Y tiene una respuesta: porque el mundo me obliga a replantear mi estado civil. “Sos soltera, ¿no te da vergüenza?”, me tiran una y otra vez en la cara. Y yo, que venía piloteando bien mi separación y mi flamante soltería, empiezo a dudar porque ése día no podés ir a ningún lado sola. ¿Para qué, para sufrir?

Si entrás a un restaurante la decoración habitual mutó y ahora en lugar de un florero súper chic hay dos velas y pétalos de rosas sobre la mesa. “Sólo hacemos reservaciones para dos, si estás sola sentate en la barra”, te dice la moza que te atiende todas las semanas con su peor cara, con desprecio, como si no te conociese (seguro también es soltera), Si vas al cine, el escenario es mucho peor. No importa qué película elijas, en todas las salas vas a escuchar ruido a besos como único sonido ambiente. Si optás por salir a caminar para despejarte un rato, vas a ver hombres con ramos de flores que no son para vos, o parejas tomadas de la mano con cara de felicidad. Y recordás lo feliz que eras en pareja, y renegas por tu maldita rebeldía que nunca te permitió festejar una fecha tan rosa como ésta.


¿Y a mi qué me importa, si yo no creo en San Valentín? ¿Cómo un día normal, como cualquier otro del calendario, puede ponerme de tan mal humor? No existe una explicación concreta, pero sucede. A casi todas nos pasa, ¿o no?


Y vos que estás leyendo esto, ¿ya dejaste a tu ex en el pasado o lo seguís llamando compulsivamente, con la ilusión de encontrarlo con las defensas bajas y que acepte pasar el Día de los enamorados juntos? ¿Pero qué pretendes festejar, si ya te dijo que se le fue el amor? Tengo una idea mejor: agarrá todas las cosas que recuerden a tu ex, ponelas en una caja y donalas a una entidad de bien público. Matás dos pájaros de un tiro, erradicas todas las cosas que te recuerdan a él/ella y colaborás con alguien que lo necesita.


¿Cómo planeas pasar San Valentín?


Nota importante: Se suspende el evento del Corazonómetro planeado para el lunes 14 por cuestiones ajenas a la editorial y a mi persona. Mil disculpas a los que planeaban asistir.

jueves, 3 de febrero de 2011

Matando ex...

En el programa Informadísimos, que conduce Carlos Monti (pero aquí reemplazado por Tomy Dunster), por canal Magazine.







En Entre mujeres, la web para la mujer de Clarín

http://www.entremujeres.com/pareja-y-sexo/puede-amiga-ex_0_416958313.html




Lo que viene: Súper evento solidario Anti San Valentín, prepará el 14 de febrero en tu agenda, será un día inolvidable!